Huevos de Pascua sostenibles


Llega la Semana Santa y, con ella, las tradiciones en torno a esta fiesta cristiana. Una de ellas es que la noche previa al Domingo de Resurrección, el conejo de Pascua 🐇 esconde huevos decorados para que los niños los puedan buscar y recolectar al día siguiente. Esta tradición, importada en España desde los países del norte, hace que, llegada la época, compremos y regalemos a los niños huevos de diferentes materiales porosos, como el porexpan o la escayola, para pintarlos y decorarlos a modo de manualidad, o hechos de plástico, ya decorados y rellenos de chuches. Todo ello sin pensar en lo contaminantes que son estos materiales frente al huevo natural.



🐔Volvamos al principio: 🐓🥚
¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? ¿Por qué cambiamos el huevo real por el falso huevo?
Una de las razones es que parece complejo manejar un huevo real por la facilidad con la que se quiebra la cáscara y a muchos adultos, con razón, les da pena tirar comida, que es lo que acaba pasando con el interior del huevo, una vez pintado, escondido y encontrado. Por eso, os voy a proponer una manera muy sencilla de usar unos cuantos huevos, cocerlos, decorarlos y consumirlos después en ensaladilla rusa o rellenos de atún con tomate. 😋


🥗Cómete los huevos
¿Por qué no nos solemos comer los huevos que cocemos y decoramos? Porque los materiales que usamos para decorarlos son tóxicos. Pero lo son tanto para ti, como para el entorno. Por eso, nosotros vamos a usar tintes naturales para teñir cocer y teñir los huevos. De manera que, luego, podamos comérnoslos sin producir ningún tipo de contaminación.


❤La lombarda, la cúrcuma, la remolacha, la espinaca o el café y el vino son alimentos que tienen la capacidad de teñir. En casa, para probarlos, hemos elegido lombarda, que nos gusta mucho, ya sea cocida con manzana o cocida y rehogada con ajito y vinagre. Así que, como hemos tenido para dos días, la hemos comido de las dos formas.



🍵¿Qué hacer con el caldo de la lombarda?

Lo mejor de todo si hay niños en casa: ¡experimentar! Primero hemos reservado parte del caldo para cocer los huevos, como normalmente lo hacemos para comerlos. Cuando están listos, los sumergimos en el caldo por completo, para lo que usamos recipientes tipo vaso. Echamos una cucharada de vinagre y a esperar. Nosotros los hemos ido sacando en diferentes momentos para que no tuvieran la misma tonalidad, pero, si queremos, que queden completamente morados (casi negros) hay que dejarlos 8 horas. También hemos probado a rayarlos, a mojar un pico de servilleta y hacerles ojos y boca, a lavarlos y pasar la yema del dedo en círculos para obtener aguas... Todo es dejar volar la imaginación.




🍝 Y con el resto del caldo, ¿qué? Pues nos marcamos unos espaguetis morados que fueron la sensación entre los peques. ¿Cómo? Solo usando el caldo restante para teñir el agua de cocerlos. Para aprovechar el colorcito tan mono, no hay que asustarlos mucho con el agua fría, así que hay que sacarlos duritos. Y, luego, en lugar de tomate, freímos ajito picado, algo de carne (puede ser magro, pollo, beicon o salchichas). Una vez bien rehogadito, se incorporan los espaguetis y se añade sal, pimienta o albahaca, según el gusto.

🍅¿Qué fue de los huevos?
Como los escondimos por casa, en lugares, seguros, pudimos pelarlos y comérnoslos en una buena ensalada mixta.



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